domingo, 10 de mayo de 2009

relax, paciencia, cariño, experiencia positiva



Fijaros lo a gusto que está este bebé y como se mantiene en flotación simplemente realizando movimientos reflejos, que todavía no ha perdido. Esta experiencia temprana, más que un aprendizaje, es una adaptación al medio acuático, ya que como digo el niño todavía no ha perdido los movimientos reflejos, y gracias a ellos puede flotar e incluso desplazarse, pero a partir de los dos años, que ya los habrá perdido si no le enseñamos otras destrezas, habrá un retroceso significativo en lo que parecía que dominaba.
Es importante que el niño disfrute o que por lo menos no lo viva como algo traumático, aunque por supuesto es habitual que los niños lloren las primeras veces, sobre todo si pierden el contacto con el progenitor que está con él en el agua, que ya no tiene porque ser la madre, como ocurría hasta hace bien poco. Actualmente hay una gran cantidad de padres (varones) que disfrutan de esta maravillosa experiencia con sus hijos. Este contacto físico, de enseñanza, de protección, de infundirles valor y de ayudarles a descubrir nuevas sensaciones, estrecha de una manera extraordinaria los lazos afectivos entre ambos.

2 comentarios:

  1. Me llama la atención lo bien que se manejan estos bebés en el agua, y también me choca el que lo que consiguen, sea fruto de movimientos reflejos. En fín que está claro que somos máquinas.

    Daniel

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  2. Desde luego hay que reconocer que tiene mérito el conseguir que los niños tan pequeños se queden tan relajados en el agua, lo digo porque yo he ido a piscinas en las que había clases de bebés con padres y había niños llorando y un ambiente no tan relajado.
    María

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